Hace unos meses publiqué en la editorial Animallibres de
Barcelona Els col.leccionistes de gats,
versión catalana del original castellano Los
coleccionistas de gatos, que anda en busca de editor. Se trata de la
tercera entrega de una serie policiaca al estilo de aquellas aventuras de la mano negra que tuvieron
tanto éxito.
Los protagonistas son dos niños y una niña, Los Tres Ases,
cuyos apellidos parecen sacados de la baraja. Sergio Espada, tozudo y obstinado;
cuando algo le importa de verdad, nunca lo da por perdido. Roberto Bastos es
cauteloso. Ese rasgo de su carácter no es cobardía sino señal de sensata inteligencia.
Asun Oro, la más atrevida, es capaz de embarcarse en cualquier aventura sin
mirar los peligros. Para completar la baraja faltaría un Copas pero lo descarté
ya de entrada para que nadie viera en el personaje una exaltación del botellón
y porque prefería un número impar de protagonistas.
Los tres jóvenes detectives reciben el encargo de
investigar la desaparición de un gato de Angora y, después, la de una gata de
Bengala. La desaparición de estos preciosos animales domésticos coincide con el
robo de esculturas de gatos de porcelana y oro en unos almacenes de lujo de la
misma ciudad de Molinars. A estos casos, siguen otros dos de características
semejantes. ¡Un auténtico quebradero de cabeza para la policía!
Los tres detectives tendrán que enfrentarse a una
organización que, por algún misterioso motivo, está interesada en apoderarse de
gatos. El lector podrá seguir sus aventuras en cuatro episodios que esconden el
mismo misterio en circunstancias totalmente diferentes. Poco a poco los
detectives irán cercando a la peligrosa organización responsable de esos
curiosos delitos.
Cara relato está dividido en cortos capítulos que acaban
con una pregunta al lector. De esta manera, éste también se convierte en
detective. La respuesta a la pregunta no siempre está en lo narrado; a veces se
encuentra en escurridizos detalles que aparecen en las ilustraciones.
De esta manera, el lector no sólo ha de enfrentarse a un
texto que le puede despistar sino que debe ser un agudo observador. La
diversión está servida. A la satisfacción que procede del placer de la lectura
se añade la que se experimenta después de haber hecho un descubrimiento que
supone una cierta agudeza mental. Finalmente se sabe quiénes son los
coleccionista de gatos.
Los dos libros anteriores en Animallibres fueron El parc de la Casa Tenebrosa (Algar ya
publicó el original en castellano bajo el título El parque de la Casa Tenebrosa) y Moguda al cementiri. La experiencia ha demostrado que son historias
que intrigan sobre todo a lectores de 10 u 11 años.