Algunos piensan que escribir para niños es más fácil. Se
equivocan. No es tan fácil y, además, ese nunca debería ser el motivo para
ponerse a escribir. Aunque, por otra parte, uno debe saber qué supone emprender
ese camino.
Si estás decidido a escribir para niños, no has de considerar
degradante ver las cosas desde el punto de vista de un niño y has de estar dispuesto
a trabajar sin obtener reconocimiento de los que se ocupan de la literatura… Te
has de dar por satisfecho con el premio de que un solo niño te diga con la cara
radiante: “Me ha gustado su libro”.
Hay quien empieza a escribir cuando tiene hijos pequeños o
porque pretende transmitir no sé qué mensajes. Tampoco es eso. Esta decisión si
no vale tomarla por comodidad, tampoco son buenos los motivos morales, sentimentales,
económicos o políticos.
Uno decide escribir por la necesidad interior de
expresarse. Pero escribir para niños requiere talento literario, no menos
talento que para escribir para adultos. El talento no es algo mágico, sino la
suma de un don innato -que se tiene o no se tiene- más la preparación adecuada a
base de esfuerzo e inteligencia.
Además, dirigirse a esta franja de lector supone cierta
habilidad para captar el punto de vista de los niños, algo que va ligado a la
memoria de la infancia, una memoria activa que permita captar el punto de vista
actual de los niños.
Pero escribir para niños no es escribir como un niño. A
estos no les suele gustar lo que escriben otros niños. Les parece tonto. Si un
autor trata de escribir como lo haría un niño, los lectores captan que se
infantiliza. Y cualquier forma de infantilización formal el lector la asocia a engaño.
Eso no significa que la escritura no haya de tener en cuenta la forma como los
niños perciben las cosas; se debe tener en cuenta.
No hay una sola forma de escribir para niños. Cada autor ha
de buscar la forma personal de hacerlo, tanto en lo que respecta al estilo como
en lo que concierne a los contenidos. Cualquier forma de escritura automatizada
no sirve. Estamos hablando de escribir literatura. Encontrar la propia voz en
este campo no es fácil.