domingo, 21 de febrero de 2016

LOS CLUBES DE LECTURA, ¿MODA O NECESIDAD?

Nutrirse solo de actualidad, básicamente a través de las pantallas, es condenarse a permanecer en ese espacio entre las dos ignorancias -la ignorancia rudimentaria, que precede a la ciencia, y esa ignorancia del sabio, que esforzándose por conocer, sabe que no sabe casi nada-. Esta situación es la más peligrosa, según Montaigne, porque los que se mueven es ese espacio suelen tener la presunción de estar bien informados. 
Vivir solo pendiente de la actualidad conduce al vacío o al pensamiento único.
El  filósofo Josep M. Esquirol escribe en La resistencia íntima, el libro por el que le han concedido este año el Premio Ciudad de Barcelona de Ensayo y Humanidades: “Una doble vía para no «superar» la cotidianidad: hundirse en ella o evadirse de ella.”
Pero ¿por qué habría que superar la cotidianidad? Sencillamente, para no sucumbir como persona en un momento en que la forma dominante de vivir es estar colgado de la actualidad o evadirse de ella cultivando cualquier afición.
¿Cómo reaccionar ante esa “actualidad” inhóspita?
La manera de sobrevivir a la presión de la actualidad, de lo que se lleva, es volver a casa. Es la propuesta de Esquirol. Esto no tiene nada que ver con retirarse de la vida colectiva. Al contrario, es la forma de fortalecerse para volver a ella de forma más vigorosa. La casa es la metáfora de la interioridad, ese espacio protegido, íntimo, que nos permite el diálogo con nosotros mismos.
Pero ese diálogo o sea alimenta bien o es muy pobre. Algunas personas lo alimentamos compartiendo lecturas de libros de ensayo que reflexionan sobre los problemas en que estamos inmersos o nos señalan rutas a seguir para no enredarnos en este laberinto que son las chácharas en que se han convertido las tertulias televisivas o radiofónicas.
“La resistencia al imperio de la actualidad viene de la memoria y de la imaginación”, afirma el profesor Esquirol. Y eso es lo que encontramos en los libros. Precisamente el gran valor del libro, según Borges, es que conserva la memoria del pasado e imagina diferentes futuros.   
Leer libros de reflexión es la única manera de defenderse de la dispersión. Los medios de comunicación, obligados a lo inmediato para despertar cada día el interés, no pueden tomar la distancia necesaria para pensar con total rigor. Ellos mismos son parte del torbellino en que estamos inmersos.  
Nuestra experiencia como lectores de ensayo comenzó hace ya seis años. Nos encontrábamos en una librería que tuvo que cerrar –signo de los tiempos que corren- y actualmente lo seguimos haciendo en una biblioteca con una perioricidad de mes y medio aproximadamente.
Precisamente, el libro que estamos leyendo en este momento, La resistencia íntima, es el que me da ocasión a esta reflexión.
Los que seguimos esta tertulia de libros de ensayo somos personas con intereses intelectuales muy diferentes, pero compartimos la afición a la lectura y la convicción de que hay que mirar la actualidad a cierta distancia para comprenderla mejor. Nos ayudan a reflexionar libros de filosofía, sociología, psicología, ciencia, etc… de algunos de los más lúcidos pensadores actuales. En este tiempo hemos comentado más de cincuenta libros de pensamiento

No es extraño el florecimiento de los clubes de lectura, tanto de narrativa como de pensamiento, porque leer y compartir reflexiones sobre lo que se lee no una moda sino una necesidad en un mundo arrastrado por la inmediatez propiciada por las nuevas tecnologías. 

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