Las circunstancias o mi incapacidad para seducir a personas
para que me acompañaran en un proyecto de lectura de libros de ensayo hizo que
este tardara en cuajar.
Pero ya hace seis años, después de tres intentos fracasados,
comencé a animar en Molins de Rei, el pueblo de 25.000 habitantes donde
vivo, una tertulia de ensayo. Yo
necesitaba leer a pensadores que iluminan este momento histórico. Solo allí uno
puede alcanzar una visión de medio o largo alcance capaz de sopesar con cierta
lucidez los acontecimientos que vivimos y los que se avecinan. El foco sobre la
realidad que pone cada día la prensa, aunque sea variada y crítica está tan
pendiente de la inmediatez que no permite ver el conjunto.
Son bastantes las personas que se hacen este planteamiento.
El problema es encontrar la manera de aunarlas y de esa decisión con
continuidad.
Lancé la idea por correo electrónico a unas cincuenta
personas conocidas que imaginaba lectoras, las animé a leer un libro y las convoqué
a comentarlo. Así empezamos. Primero en una prometedora librería, que tuvo que
cerrar, y después en la biblioteca cuya bibliotecaria, Montse Vega, se implicó
en el proyecto desde el principio. En seis años hemos leído medio centenar de
libros de los que otean el horizonte de la sensibilidad y del pensamiento
moderno: libros de sociología, pensamiento, psicología, neurología y ciencia en
general… Muchos de ellos son los títulos que citan a menudo los columnistas de
los grandes diarios, creadores de opinión, para hacer su diagnóstico de la
realidad.
El último que hemos comentado, el 30 del pasado mes de
junio ha sido Psicopolítica, del
filósofo coreano Byung-Chul Han que, como se sabe, escribe en alemán. Sus
breves libros los está traduciendo sistemáticamente Herder a medida que crece
el interés por el pensamiento de este autor.
Según Han, inmersos en este universo de la economía y del
pensamiento neoliberal, creemos que no somos sujetos sometidos (sujeto es estar
sometido) sino personas que miramos al futuro con un proyecto libre. Pues bien,
según él, resulta que el autónomo, el empresario de sí mismo, se explota más a
sí mismo que los que estaban sometidos a la presión de deber que emanaba de
otros. La sociedad de la transparencia, lograda por seducción, está aportando
tantos datos sobre la psique colectiva que, ese conocimiento que se acumula a
base del cruce de informaciones -los Big
Data- permite penetrar incluso en el subconsciente de las personas y
dominarlas sin que ellas lo adviertan. Creyendo incluso que estamos realizando
el gran relato de nosotros mismos y de nuestra colectividad, de hecho estamos siguiendo
en gran medida el dictado de otros.
Este interés por el pensamiento ¿cómo se compagina con escribir
para niños? No es que tenga dos vidas mentales. Simplemente pienso que esta
literatura, si es consciente, a pesar de su aparente ingenuidad, no ha de estar
al margen del pensamiento. El esfuerzo por tener una cosmovisión lo más lúcida
y completa posible de nuestro mundo siempre será una base para escribir aunque
eso no decida el nivel artístico que uno logra.
El acierto en la creación de estos relatos, su valor
literario, la capacidad de emocionar y de comunicar no depende del esfuerzo por
analizar el mundo en el que crecen los niños, pero estoy seguro que esto no
juega en su contra. Por desgracia, muy a menudo el contenido de los textos de
éxito es de una desesperante banalización. Aunque el conocimiento del
pensamiento moderno no va a avalar un texto literario, estoy seguro que no lo
va a empobrecer. En definitiva, me gusta implicarme en los dos campos que no están tan alejados como puede parecer. Por
eso estoy muy agradecido a los contertulios que me acompañan en esta aventura
de lecturas de pensamiento.
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