En el número 273 de la REVISTA DE LITERATURA que publica Centro de Comunicación y Pegagogía acabo de publicar el siguiente artículo. Los números de esta revista se pueden conseguir en papel o en digital en www.comunicacionypedagogia.com.
La oportunidad digital
La
literatura, además de creación, es un producto con el que, debidamente
empaquetado, se comercia. Nadie duda, por tanto, que esté sometida a las leyes
cambiantes del mercado. La práctica comercial que hoy se aplica es que, si un
texto publicado en papel no tiene una rotación suficiente, la empresa que lo ha
lanzado lo retira del mercado porque, de lo contrario, le cuesta dinero. Como
es fácil de comprender, esta práctica responde a unas expectativas de retorno
de la inversión muy altas y a cortísimo plazo.
Esto hace
que los libros tengan una duración cada vez más corta. Por este motivo muchos de
ellos, incluidos textos notables, no están disponibles para los lectores. Es
evidente que, de esta manera, ni se atiende a la preservación de la calidad ni
a la conservación del patrimonio cultural. Pero ¿cómo recuperar esos textos?
La
tecnología digital ha venido en ayuda de las necesidades culturales. Un notable
ejemplo es la iniciativa de la editorial digital Leer-e al lanzar la colección
Akobloom. Este extraño nombre cobija una
excelente colección de literatura infantil y juvenil en formato ebook. Por su
planteamiento, por su ambición, es una nueva oportunidad para la literatura.
Así empezamos a entenderlo todos, autores y lectores.
El debate
digital vs. papel sigue vivo, pero cada vez está más amortiguado. Ha perdido
gran parte de su virulencia porque los hechos cantan. Y las razones
sentimentales que a veces se aducen sirven para los que nos educamos sólo con
libros impresos en papel pero no para los jóvenes, que son nativos del mundo
digital. Ofelia Grande de Andrés,
directora de Editorial Siruela confesaba hace poco: “La diferencia entre lo
digital y el papel está en los procesos técnicos, nada más. No es que estén
condenados a entenderse; deben complementarse, pues hay que ofrecer a los
lectores el mismo contenido en libro digital y de papel para que él pueda
escoger.”
Aunque
lentamente, el mercado digital avanza. Lo más previsible es que en muy pocos
años coexistan casi los libros en los dos soportes, en papel y en formato
digital.
Como es
fácil suponer, la punta de lanza de este proceso está en Estados Unidos donde ya
se están llevando a cabo potentes iniciativas para la preparación masiva de libros
en formato digital a la espera de que esta forma de edición sea un negocio aún
boyante. Para saber hacia dónde irán las cosas aquí hay que ver lo que está
pasando allí donde esta forma alternativa de edición ya es rentable.
Si las cosas
no avanzan más deprisa, no es porque no haya posibilidades tecnológicas para
ello sino porque no se han tomado medidas para que haya textos de calidad a un
precio asequible que desincentiven la descarga ilegal.
Iniciativa pionera. Leer-e
Alineándose muy
pronto en esta estela que apunta al futuro, en 2009, un joven emprendedor
navarro, Ignacio Latasa, logra que Carmen Balcells, la célebre agente que
controla los derechos de importantísimos autores como Gabriel García Márquez,
Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Eduardo Mendoza y otros muchos, le ceda los
derechos para lanzar en digital obras de todos ellos.
Estas van
saliendo en la colección “Palabras Mayores”, título realmente acertado si
consideramos las obras que contiene. La colección se ha hecho notar y ya se ha ganado
un merecido reconocimiento. The Global
eBook Market 2011 se hacía eco de la
iniciativa de Leer-e, saludaba el esfuerzo de digitalizar grandes obras de
autores españoles y latinoamericanos actuales como algo muy significativo y
afirmaba a renglón seguido que la excelente selección de “Palabras Mayores” en
formato digital no sólo era comercialmente posible sino ya exitosa.
Mientras
Leer-e iba asentándose en el mercado literario de adultos, el más importante
sin duda, pensaba en su expansión a otros ámbitos sectoriales considerados también
de gran potencial.
Un nuevo frente: la literatura
infantil y juvenil
La
iniciativa de entrar en el campo de la literatura infantil y juvenil comienza a
fraguarse en otoño de 2010. Nace del interés de Leer-e por expandirse y de la
iniciativa de Luis Arizaleta, tenaz impulsor de iniciativas culturales. Él fue uno
de los creadores ya en 1994 de Fira, importante
iniciativa de fomento de la literatura infantil y juvenil en Navarra, y autor
de libros como La lectura, ¿afición o
hábito? (Anaya) y Circunvalació. Una
mirada a la educación literaria (Octaedro).
Durante la primavera
de 2011 el mismo Ignacio Latasa, director de Leer-e, y Arizaleta, presentan a
25 autores en Barcelona, Madrid y Pamplona su idea de crear una colección de
literatura juvenil en forma digital. Yo mismo estuve presente en la reunión
convocada en Barcelona.
Los dos nos
expusieron su idea durante una larga sesión y explicaron con claridad las
condiciones en que nos invitaban a los autores a tomar parte en ese iniciativa.
Algunos vimos
enseguida una excelente oportunidad para nuestros libros descatalogados. La iniciativa
propiciaba la pervivencia en el mercado de muchos títulos ya desaparecidos del
mismo. Naturalmente sólo podíamos ofrecer a Leer-e para su publicación digital
aquellos títulos libres de compromisos contractuales con quienes habían sido sus
editores en papel. Muchos de esos libros habían tenido un amplio recorrido
mereciendo durante años la atención de los lectores y las bendiciones de la
crítica.
Del trabajo
de selección de los títulos se hizo cargo Luis Arizaleta, actualmente director
literario de la colección Akobloom bajo cuyo nombre salen al mercado. En
primavera de 2013 se han lanzado los primeros títulos que ya están presentes en
múltiples plataformas a disposición de personas de todo el mundo. Entre ellos
están:
A la sombra del maestro, de Juan Farias
El amigo oculto y los espíritus de la
tarde, de Concha
López Narváez
El collar del lobo, de Jesús Ballaz
El ángel caído, de Fernando Lalana
La gripe de Búffalo Bill, de Paco Climent
La isla de la enanita barbuda, de Juan Kruz Igerabide
Juego de piratas, de Seve Calleja
No todos los amantes se llaman Romeo, de Josep Albanell
Molinete, de Pilar Mateos
Tulinet, las siete vidas del gato, de Ricardo Alcántara
El mapa de los sueños, de José A. Ramírez Lozano
Yo puedo
decir que he recibido esta iniciativa como una excelente oportunidad para
algunos textos míos como El barquero,
Turno de noche, El hombre que se perdió a trozos, La cueva del extranjero,
Tendido sobre la nieve, Un pacto de silencio… El mundo digital abre una nueva ventana para
la difusión de mi obra y para mantener el vínculo con los lectores. Es una ventana
atractiva porque los niños y jóvenes se sienten especialmente atraídos ella por la novedad de la tecnología. Ellos no
son emigrantes sino auténticos nativos de ese mundo. Han crecido con él. Y su
vínculo emocional con el papel, mucho menor que el de los mayores, no les crea reticencia
alguna.
Recuperación necesaria y mercado
global
La oferta digital
hace que los lectores jóvenes de todos los países latinoamericanos, de Estados
Unidos y niños de otros lugares que están estudiando español tengan acceso
directo a nuestros textos. Nunca hubiera pensado que en Argentina, Chile,
Colombia, México pudieran acceder a mis libros con tanta facilidad. Es un lujo,
una estupenda oportunidad.
A menudo,
gestores culturales y, en concreto, animadores a la lectura lamentan la
desaparición del mercado de libros notables que tuvieron una notable presencia
en un determinado momento. Ninguna cultura se puede permitir que sólo por
criterios comerciales se rompa la cadena de trasmisión literaria.
Esta
iniciativa lo va a evitar con muchos textos porque responde a las nuevas
posibilidades que ofrece la tecnología y porque los niños están ávidos de
llegar a todas partes por ese medio que les fascina.
Akobloom,
tecnológicamente contemporánea, facilita el acceso del lector a ciertas obras
de literatura infantil y juvenil española de calidad a un precio asequible. A
través de esta excelente colección nuevos lectores tendrán acceso a muchas obras.
Habrá que ver cómo se realiza la orientación, recomendación y acompañamiento de
estos lectores que van creciendo en la aventura de leer en soporte digital.
Los acuerdos de cesión de derechos para la
edición digital son ventajosos para los autores. La editorial, que aporta la inversión y el
trabajo para preparar la edición y para poner estos libros en el mercado en la
mayor parte posible de plataformas, está realmente dispuesta a compartir el
éxito. Esta forma de edición tiene la ventaja de que los costes de
digitalización y de distribución son notablemente menores que los de los libros
impresos en papel y la logística de los mismos.
El acceso del
consumidor a estos libros digitales aún se ha normalizado masivamente porque
todavía no se ha creado el hábito de acceder a ellos. Pero todo se andará. De
momento ya es mucho disponer de una buena colección, Akobloom, con libros de
calidad, al alcance de la curiosidad de los lectores. De su futuro el tiempo
dirá. Pero hay motivos para la esperanza. Desde luego, el viento sopla en esta
dirección.